Fotografía tomada en el proyecto.
El “Baño del Bosque” es una nueva y poética disciplina, que recoge dos enfoques tan disímiles como la salud humana y el estudio de los árboles.
Cada año entre 2,5 y 5 millones de japoneses, afectados por el estrés, la hipertensión y la ansiedad de la vida urbana moderna, disfrutan sesiones de “Terapia del Bosque” en alguno de los 48 centros oficiales designados por la Agencia Forestal de Japón. La sesión consiste en unas dos horas de paseo relajado por el bosque, con ejercicios de respiración dirigidos por monitores. Antes y después de la sesión de terapia natural, se miden variables fisiológicas para comprobar la eficacia del tratamiento.
La práctica del Shinrin-yoku o terapia del bosque fue iniciada por la Agencia Forestal de Japón en el año 1982. Surgió por una creciente población urbana sometida a niveles intensos de competencia y estrés. Está inspirada en las tradiciones sintoístas y budistas que promueven la comunicación con la naturaleza a través de los cinco sentidos. Genera de forma impactante en niños y adolescentes altos grados de concentración y mayor éxito académico.
El gobierno japonés ha hecho una millonaria inversión en la investigación sobre los efectos terapéuticos de los bosques. Con técnicas avanzadas de neurobiología se ha comprobado que pasear
o simplemente estar en un bosque
disminuye la actividad del córtex prefrontal, la parte del cerebro donde residen las
funciones cognitivas y ejecutivas como planificar, resolver problemas y tomar
decisiones. La actividad se desplaza a otras partes del cerebro relacionadas
con la emoción, el placer y la empatía.
Shinrin-yoku,
Bosque Medicinal
El inmunólogo Qing Li, de la Escuela de Medicina de Tokio,
ha demostrado que un paseo por un bosque aumenta significativamente la
concentración de células NK (del inglés “Natural killer”) en sangre, un tipo de glóbulo blanco
que contribuye a la lucha contra las infecciones y contra el cáncer. El efecto
beneficioso del paseo del bosque, aumentando los linfocitos NK y las proteínas anticáncer, puede durar hasta una semana.
Según Li, los compuestos volátiles emitidos por los árboles son los principales
responsables de este efecto beneficioso sobre el sistema inmunitario y actúan
como supresor de tumores.
Sumergirse en el bosque y practicar el Shinrin-yoku, implica desconectarnos, “desactivar” el lóbulo frontal y olvidar las angustias del ego, abrir los cinco sentidos y entregarnos a la percepción, el disfrute y la respiración profunda en comunión con la naturaleza.
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